En el límite de la conexión auditiva (15000 pies), frente a la capital del yam, me despedí definitivamente de Eliseo, confirmando la marcha hacia la segunda desembocadura del Jordán. A partir de Tiberíades, el enlace con la «cuna» quedaba prácticamente cortado. No tuve que aguardar mucho tiempo. Al poco me unía a una nutrida caravana de sirios que transportaba harina de cebada y cuyo ...